Los polígonos industriales trabajan desde hace años por desterrar esa imagen gris y negativa con la que se les asocia. El modelo de Elche Parque Empresarial es gráfica y localmente el ejemplo más reconocido. En la realidad administrativa, se habla de Entidad de Gestión de Modernización (EGM).
Ese cambio lo protagoniza en la ciudad de Alicante Las Atalayas Ciudad Empresarial. El área industrial alicantina ha dado un nuevo paso para avanzar en propuestas pioneras que den contenido a la EGM y fortalezcan los servicios con los que se cuentan. En este caso, la novedad es la reactivación de un grupo de trabajo que pasa a denominarse Comunidad de Prácticas de Recursos Humanos, aunque más bien se puede hablar de una reconversión pospandemia.
El gerente de las Atalayas, Vicente Seguí, ha explicado que antes de la crisis sanitaria se hacían reuniones para abordar temáticas comunes relacionados con temas legislativos. «Ahora queremos dar una periodicidad trimestral a esta convocatoria, darle un contenido que sea interesante y, sobre todo, llegar a los trabajadores que están en las empresas del área».
La cifra no es baladí. Las Atalayas reúnen a más de 8.000 empleados y las dimensiones son muy dispares, pues tienen su sede desde las grandes como Sprinter o Suavinex a otras más pymes o micropymes. Para Seguí, parte de la relevancia es que en la primera reunión de la Comunidad se ha tenido una buena respuesta con la participación activa de representantes de empresas líderes en el área, como Aliaxis, Blinker, Calzanetto, Carelsa, Dekora Innova, ITAE, Seur, Tormes Design, Verne y Wincontrol o la citada Sprinter. La presencia de estas compañías supone más del 50% del empleo directo en Las Atalayas.
Herramienta o movimiento pionero
La Comunidad de Prácticas de Recursos Humanos está llamada a ser uno de los motores de cambio, pues junto al ambiente, la EGM apunta a ampliar propuestas temáticas como la innovación a partir de la colaboración. Así, desde la dirección, apuntan a que no conocen otra ‘comunidad’ en la Comunitat Valenciana.
Las Atalayas reúnen a más de 8.000 empleados y las dimensiones son muy dispares, pues tienen su sede desde las grandes como Sprinter o Suavinex a otras más pymes o micropymes.
Ahora se trata de traducir ese intercambio y esas reuniones en acción propositiva. «Para nosotros es una herramienta con la que queremos que se conozcan iniciativas que se ponen en marcha por parte de los recursos humanos para las plantillas y se pueden beneficiar otras», comenta Seguí.
Cita varios ejemplos como el coche compartido, la formación e incluso la remuneración flexible. Este último punto entronca con medidas que son fiscalmente ventajosas para empleados y que están en la línea de incentivos para la conciliación y que no están extendidas.
«En Atalayas contamos con profesionales que son número uno en sus disciplinas y que pueden enseñar al resto. También nos hemos dado cuenta de que tenemos que hacer llegar los casos de buenas prácticas al mayor número posible de trabajadores», apunta el gerente. Seguí reconoce que para la puesta en marcha de la entidad la base la constituyeron los gerentes y propietarios y lo que nos planteamos, tras la pandemia, era dar una vuelta a una propuesta que tiene todo el sentido en la evolución de una ciudad empresarial.
Desde la dirección de EGM Atalayas Ciudad Empresarial, Vicente Seguí, gerente de la Entidad, y Juan Carlos del Rio, agente de Innovación, expresaron su optimismo, porque se «fomenta un entorno de trabajo óptimo y reforzar la posición de Atalayas como un referente en el ámbito empresarial y laboral».
