A día de hoy nadie pone en duda el valor de las áreas industriales como elemento indispensable y configurador de la dinámica de las ciudades, su entorno y sus usuarios, las personas que cada día realizan su trabajo en estas áreas.
Ahora bien, en España, muchas de estas áreas ya tienen una cierta antigüedad y su configuración, sus servicios y sus empresas presentan un gran desfase con las necesidades actuales de los usuarios ya que cuando se crearon respondieron a criterios meramente productivos, de espacio o empresariales.
La vertiginosa evolución de las sociedades en las que vivimos obliga a continuos cambios de paradigma, es decir cambios de escenarios en los que las personas consigan un desarrollo personal satisfactorio al tiempo que desempeñan su vida laboral.
La Entidad de Conservación del P.I. Las Atalayas dentro de su política de Responsabilidad Social Corporativa y en su continuo afán por mantener un área industrial con los mejores parámetros de calidad y excelencia lleva tiempo constatando estos hechos al mismo tiempo que ha apreciado que existe una importante disonancia entre el interior de las empresas (especialmente las de nueva instalación) y el espacio exterior que las rodea.
Las empresas de ahora son más habitables, humanas, con un espacio para el trabajador agradable, pero están en un entorno desfasado con servicios pensados única y exclusivamente para la industria pero no para los trabajadores.
De esta idea primigenia surge el proyecto ATALAYAS CIUDAD EMPRESARIAL 2025.