Guillermo Pascual, actual director de LABAQUA, nos habla de los inicios “la apuesta por la calidad del agua fue el germen de lo que somos hoy. Ya por aquel entonces sin haberse aún constituido como LABAQUA, algunos de nuestros profesionales controlaron la calidad de las aguas tras el incidente nuclear de Chernóbil en el 86. Este hecho es desconocido por muchos alicantinos, pero así fue; fuimos pioneros en este tipo de controles, ante una catástrofe que nunca antes había sucedido”-.
Ya en la década de los 90, nace en Alicante LABAQUA, empresa con independencia propia, que a lo largo de su existencia ha ido desarrollando e implementando un completo catálogo de servicios medioambientales y que en la actualidad pertenece al Grupo Agbar, una de las corporaciones líderes a nivel mundial en la gestión del agua.
LABAQUA es un ejemplo de crecimiento empresarial constante gracias a la importante labor realizada en materia de I+D+i, -“esta ha sido, junto a la cualificación y profesionalidad del equipo de trabajo, el pilar fundamental del desarrollo que ha permitido a LABAQUA pasar de sus cinco trabajadores iniciales a los 287 con los que cuenta en la actualidad, repartidos entre los nueve laboratorios con los que contamos en las principales ciudades del país”-.
También ha ido creciendo su nivel de negocio pasando de una facturación de 267 mil euros el primer año de existencia, a los más de 22 millones actuales.
Pese a contar con laboratorios en Madrid o Barcelona, su sede central se encuentra situada en Alicante, en concreto en nuestro polígono “su origen está aquí. Alicante es una ciudad ideal como centro de operaciones, bien comunicada, con gran potencial empresarial aún por explotar y con un nivel de calidad de vida ideal. No vemos razones que motiven un cambio; todas las decisiones parten de nuestra sede central en Las Atalayas”-.
